Un registro es un soporte físico o virtual que tiene por finalidad dejar constancia de un hecho. En el caso del genosociograma, el registro nos permite dejar constancia de forma gráfica de la información de un sistema familiar en cuanto a filiación, núcleos de convivencia, etc.

El AGSIF es el desarrollo de una técnica creativa y creadora cuya composición artística emerge, por un lado, de la concepción rizomática y, por otro, como evolución en la definición y aplicación de los conceptos que lo contienen: sistémica, genosociograma e inconsciente.

La palabra técnica deriva del griego τέχνη [téchnē], ‘arte’. El diccionario de la Real Academia Española lo define como un “conjunto de procedimientos, reglas, normas, acciones y protocolos que tienen como objetivo obtener un resultado determinado y efectivo, ya sea en el campo de la informática, las ciencias, el arte, el deporte, la educación o en cualquier otra actividad” (Real Academia Española, n.d.).

Una técnica puede contener un registro para su ejecución. Sin embargo, un registro no implica desarrollar ninguna técnica. Cualquier profesional, instrumentalmente, puede hacer el genosociograma. Ahora bien, lo que lo convierte en una técnica es el análisis que hacemos de él, que llevará a un proceso terapéutico.

El AGISF ha pasado de ser utilizado por el profesional clínico, como herramienta que facilita el registro de datos de una familia, a un método de análisis que facilita un mapeo psicobiográfico que permite, a través de la representación gráfica del sistema familiar, hacer hipótesis sobre cómo un malestar psicosocial puede estar vinculado a una dinámica familiar. El análisis del genosociograma adquiere una estructura conceptual que nos guiará en la tarea terapéutica.

Esta técnica, facilita no solo hacer una hipótesis diagnóstica, sino también acceder al origen del malestar psicosocial y ofrecer una propuesta de acompañamiento terapéutico. Es la puerta de entrada para hacer el diagnóstico del origen del malestar psicosocial.